La prensa
La prensa es, sin duda, el más importante medio de propaganda política. Lo fue durante todo el siglo pasado (1) y lo sigue siendo en el presente. Aunque otros existan ahora.
Desarrollada con la libertad y la democracia, la prensa ha servido para la difusión de las ideas y para el debate de las doctrinas contradictorias. Pero su misión es aún más amplia. Debe informar al pueblo con verdad, con exactitud y con espíritu de bien público. Si no obra así, si tergiversa los hechos y tuerce el criterio de los lectores con sabida falsedad, y sobre todo si está al servicio de una causa innoble, la prensa se convierte en terrible elemento de perturbación.
Es muy difícil establecer normas firmes para el ejercicio de la prensa. Sus excesos –porque los hubo, y considerables, en casi todas las épocas de su historia- han hecho pensar muchas veces en la necesidad de reglamentarla, pero muy pronto se advirtió el grandísimo peligro que había en ello, porque al coartarse la libertad de expresión se anulaba uno de los más esenciales derechos del hombre. Así lo ha entendido la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, celebrada en Chapultepec, Méjico, en 1945, cuando declaró que “la libertad de comunicación del pensamiento, tanto de palabra como por escrito, representa la condición esencial para desarrollar una opinión pública mundial, activa y vigilante”, y recomendó para ello “el libre acceso de todos a las fuentes de información”. También lo ha entendido así la Asamblea General de las Naciones Unidas cuando proclamó en 1948 que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión”, y señaló que “este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Formulándose ambas declaraciones después de un largo período de sojuzgamiento de la prensa por los regímenes totalitarios, con la esperanza de que nunca más pudieran ejercer sus poderes tiránicos sobre la opinión pública. Cuando tales cosas se dijeron, el totalitarismo de Alemania e Italia había sido vencido, pero aún pervivía en otros países y estaba en pleno desarrollo en el nuestro. La dictadura se había adueñado de él y lo primero que quiso dominar fue la prensa, a fin de dominar, por su intermedio, a la nación entera.
NOTAS:
(1) (nota del transcriptor) Se refiere al siglo XIX
(1) (nota del transcriptor) Se refiere al siglo XIX
2 comentarios:
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