"Perón es el único soldado que ha quemado su bandera y el único católico que ha quemado sus iglesias".

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sábado, 17 de octubre de 2009

El Partido Peronista: Cómo elegían sus candidatos

Cómo elegían sus candidatos
La agrupación gregaria, formada en poco más de dos años, sin tradición alguna y sin conocimiento de si misma, no tuvo tiempo de organizar sus cuadros directivos antes de las elecciones de 1946. No hubiera podido, en consecuencia, designar sus candidatos por cualquiera de los medios habituales, sea el de votación directa de los afiliados o el de la elección por asambleas o cuerpos más reducidos. Se vio obligada a designarlos de cualquier manera, teniendo en cuenta, principalmente, a los muy pocos afiliados de cierta notoriedad, y dejando que el resto, saliera al azar. Es posible que, para el caso, contara un tanto la voluntad del jefe, pero no era mucho lo que él mismo conocía de su partido.
Con el tiempo hubieron algunos cambios, pero no esenciales. Aumentó considerablemente la influencia de “la Señora”, y el propio dictador hizo valer la suya, pero entonces, como al principio, no contaban para nada los afiliados.
De las indagatorias hachas a los legisladores del partido, resulta que la candidatura de gran número de ellos fue señalada por el presidente, su esposa y por algunos influyentes en el ánimo del matrimonio. (Declaraciones de Judith Elida Acuña de Giorgetti, Josefa Dominga Brigada de Gómez, María Rosa Calviño de Gómez, María del C. Casco de Agüer, maría Elena Casuccio, António J. C. Deimundo, Elena Di Girolamo de Valente, Esther Mercedes Fadul, Virgilio M. Filippo, Dora M. Gaeta de Iturbe, Bernardo gago, Jorge N. Gianola, Alberto Antonio Graziano, Mario Guberville, Mafalda Piovano de Castro, Zulema N. Prácánico y Carmen Salaber).
Otros fueron hechos candidatos a diputados o a senadores nacionales por decisión de las delegadas o subdelegadas censistas, y en muchos casos ellas mismas fueron designadas. (Casos de Generosa Aguilar de Medina, Hilda N. C. de Baccaro, María Nélida Costa, Nélida Antónia Domínguez de Miguel, Camila Flores de Quinteros, Ana Carmen Macri, Amelia Pardo Lavanchi, Ceferina Rodríguez de Copa.)
La inmensa mayoría de los elegidos supieron con sorpresa por los diarios o la radio de sus designaciones, enterábanse después acerca de quienes los habían propuesto, y hasta existe el caso de un legislador que nunca supo por qué ni por indicación de quien fue elegido diputado nacional. (Declaraciones de Teodomiro de la Luz Agüero, Héctos A Blasi, Máximo Alejandro Bosco, María del C. Casco de Agüer, María Elena Casuccio, Zelmira de Luca de Soto, Luis D’Jorge, Francisco Giménez, José María Maldonado Lara, Blanca Moreno Bianchetti de Moyano, Orlando L. Parolin, Ramona I. Pereira de Keiler, Tito V. Pérez Otero, Oreste Tofanelli, Ángel Kiyoshi Gashu.)
Salvo contadas excepciones los candidatos del partido carecían de actuación política anterior. La mayoría era inexperta, y muchos de ellos carecían de la preparación mínima necesaria para el ejercicio de la función pública.
Eso no importaba. Era suficiente con que fueran dóciles, que dijeran e hicieran lo que se les mandaba, sin reserva alguna, aunque contrariaran ideas y sentimientos íntimos; que lo hicieran “con fanatismo”, como pedía “la Señora” y como antes de ella había exigido a los suyos Adolfo Hitler.

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