"Perón es el único soldado que ha quemado su bandera y el único católico que ha quemado sus iglesias".

Winston Churchill

Inicio - Contenido - Descargas Gratis

Publicidad

 photo Laura-web_zps5b8a06ee.gif

viernes, 1 de enero de 2010

Difusión del Peronismo en el exterior: ATLAS

La Agrupación de trabajadores Latino Americanos Sindicales (ATLAS)

A fines de 1951 se realizó en Méjico, con asistencia de catorce países americanos, una conferencia obrera internacional que proyectó crear una entidad que contrarrestara en nuestro continente la influencia de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), dirigida por el licenciado Vicente Lombardo Toledano y afiliada a la Federación Sindical Mundial con sede en Praga, Checoslovaquia.
De aquella conferencia se originó la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), con sede en Méjico, a la cual se afilió la American Labour Fedetation (Federación Americana del Trabajo AFL), que a su vez integró la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), fundada en 1949 y establecida en Bruselas.
Los delegados obreros argentinos ante la referida Conferencia de Méjico –entre los cuales estaban los mayores jerarcas de la CGT- plantearon en seguida la constitución de otra central obrera americana, con fin de difundir en el continente la “doctrina justicialista” a otros dirigentes y seudos dirigentes uruguayos y paraguayos y acordaron realizar una conferencia internacional en Asunción, para llegar más tarde a la formación de una central obrera que cumpliera el propósito de la hegemonía continental justicialista.
A principios del año siguiente se efectuó esa conferencia con gran ayuda del gobierno argentino y bastante del paraguayo. Concurrieron a ella 133 delegados que decían representar a 19 países latinoamericanos. Desde Buenos Aires se enviaron máquinas, aparatos de radio, artículos eléctricos, personal, etcétera, proporcionados por la CGT. En esta organización se cumplieron directivas y órdenes de Perón. De la Primera Conferencia Sindical de la Cuenca del Plata, como se denominó a esa reunión, se originó el Comité de Unidad Sindical Latinoamericana (CUSLA), con el propósito de “sostener la justicia social, la independencia económica y la independencia política”, vale decir la “doctrina” peronista. Al advertir esta tendencia, la Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT) hizo pública una declaración en la que expresó que “el justicialismo argentino, practicado pura y exclusivamente en la Argentina, no debía traspasar los límites de la frontera nacional por ser considerado un imperialismo”.
En seguida CUSLA se dedicó a la formación de la central obrera continental. Luego de destacar emisarios en los países de América, preparó el ambiente para la realización de una conferencia en la ciudad de Méjico en noviembre de 1952. A ella concurrieron 131 delegados que decían representar a 14 países. No concurrieron Paraguay, Haití, República Dominicana, Ecuador, Venezuela, Brasil y Bolivia. La delegación argentina estaba dirigida por José G. Espejo, miembro del consejo directivo de la CGT, secretario general del CUSLA y representante del sindicato de la alimentación.
De esa conferencia de Méjico nació la Agrupación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas (ATLAS), cesando el CUSLA.
En enero de 1953 se reunió por primera vez en Buenos Aires el comité ejecutivo de ATLAS. Anunció Espejo en ese acto que era deseo del mismo llevar la “justicia social” a todos los pueblos de América. Los diarios argentinos destacaron el hacho, especialmente “La Prensa” entregada a la CGT. Se crearon comités nacionales o delegaciones en los países adheridos: Argentina, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Haití, Méjico, Nicaragua, Panamá, Perú y Puerto Rico; y delegaciones en Guatemala, Honduras, Paraguay y Venezuela. A los primeros se agregó Brasil a comienzos de 1955. No se formó nada en Bolivia, Uruguay y República Dominicana. Luego, se logró una afiliación “moral” del dirigente máximo de la Federación de Obreros Gráficos Canadienses, a lo que se dio amplia publicidad, desnaturalizando el acto, para hacer creer que ese país había entrado en la organización ATLAS.
Los componentes de los comités nacionales eran elegidos a veces por las entidades sindicales de cada país, y en otras ocasiones desde Buenos Aires, directamente. Las delegaciones eran ejercidas por representantes, elegidos también en esta ciudad.
El nacimiento y expansión de ATLAS eran temidos por los organismos sindicales libres, ya que bajo la apariencia de loables enunciados se proponía la difusión del peronismo en este continente.
Los agregados obreros en la embajada argentina tuvieron la misión de captar a las entidades de trabajadores de cada país de América. Los gobiernos de algunos de éstos vigilaban la pretensión peronista en los medios sindicales.
Los fondos manejados por la agrupación provenían exclusivamente de la CGT argentina, y totalizaron $ 4.235.000.- moneda nacional provenientes de la Empresa Periodística Argentina (EPASA), editora de “La Prensa” sometida. Solo en una ocasión, la Conferencia Regional Obrera Mexicana (CROM) aportó $ 50.000 mejicanos para los gastos del congreso en ese país, cantidad de que no se hizo uso y quedo íntegramente a disposición de la entidad mencionada. En el extranjero los fondos para difusión del ATLAS provenían de las embajadas de nuestro país, por medio de sus agregados obreros.
La propaganda de toda clase era remitida por valija diplomática, para facilitar su entrada en los países americanos. Lo mismo se hacía con los pagos y sueldos de dirigentes en el extranjero, quienes con loas al régimen peronista no cesaban de pedir ayuda económica.
Se ha dicho por parte de sus dirigentes que ATLAS representó a dieciocho millones de afiliados, obreros de América latina. De la investigación realizada resulta que sólo la Argentina pudo considerarse adherida con 2.333.333 obreros cotizantes de la CGT y no 6.000.000 como aseguraban sus dirigentes.
De Bolivia no hubo adhesión verdadera, puesto que la Central Obrera Boliviana (COB), que agrupa a la totalidad de los sindicatos, no podía adherirse a ningún organismo internacional. Lo mismo aconteció con Brasil por parecidas razones.
En Canadá los obreros se mostraron cautelosos porque presumían que ATLAS estaba dominada por el dictador argentino Juan Domingo Perón.
Algo logró de Colombia, donde el gobierno fue indiferente a la formación de esa entidad y pudo el agregado obrero argentino obrar libremente. Su base fue la Confederación de Trabajadores (CNT), considerada como anticatólica.
La Confederación Nacional de trabajadores de Costa Rica, se adhirió a ATLAS con 1.600 afiliados. Su fuerza es escasa.
En Cuba (1) se logró la adhesión de unos cuantos dirigentes activos, a quienes se enviaban fondos desde buenos Aires. Uno de aquellos formó el Partido nacional Justicialista y publicó un manifiesto de adhesión a Perón preconizando la unión de los pueblos latinoamericanos bajo la bandera del justicialismo. Cuba ha sido foco peronista en el Caribe. Sus leyes acogen todo lo extranjero y de tal libertad se aprovecharon los peronistas. Pretendieron imponer la idea foránea y tal vez lo hubiesen logrado si a ella no se hubiese resistido la mayoría de los trabajadores de la isla.
Intensa fue la actividad del peronismo en Chile donde la subvención peronista fue abundante. Se creó con doble intensión un Comité de Acción de Defensa de la Economía Popular, organismo dirigido por los sindicatos de ATLAS con evidentes fines políticos. Cuando sus dirigentes no respondían a las instrucciones impartidas desde Buenos Aires, se les reemplazaba de inmediato. Uno de ellos declaró que se le había sugerido hacer espionaje peronista en contra de su patria. Como en todos los países, la embajada argentina prestó gran ayuda a esa infiltración. Se crearon varios periódicos y revistas para la propaganda peronista, tales como “Confederación”, “Basta” y “Justicia Vista”.
En Ecuador, ATLAS tiene un comité nacional sin personería jurídica, desconocida por el gobierno y sin importancia en el campo sindical.
En El Salvador funcionaba clandestinamente un comité de ATLAS, pues la constitución no permite la existencia de organizaciones extranjeras de ese carácter. No consiguió “entrar” en las masas obreras.
La introducción del peronismo en Guatemala fue considerable. A tal punto llegó que, cuando en 1954 aviones de la fuerza aérea argentina fueron en busca de un grupo de obreros que habían apoyado al presidente depuesto Arbenz, se creyó que se trataba de una invasión de Perón.
En Haití hubo bastante penetración, gracias a la indiferencia del gobierno. Hasta llegó a establecerse una Fundación Madame Paul E. Magloire, a ejemplo de la ex fundación (2) de nuestro país, y como aquí se usó el nombre de la esposa del entonces presidente.
En Honduras el movimiento “pro Perón” no tuvo ninguna importancia.
Al constituirse en Méjico el comité de ATLAS, se rindió homenaje a Eva Perón, considerándola más grande que Isabel la Católica y comparándola con Jesús de Nazareth. No pudo sin embargo adquirir ascendiente sobre los trabajadores.
Poco es, asimismo, lo que ATLAS obtuvo en Nicaragua, aunque la Confederación General de Trabajadores, con 15.000 afiliados, se adhirió a ella.
En Panamá se desconfiaba de esa entidad por considerarla al servicio de uno de los tantos imperialismos.
No obstante haber sido Paraguay sede del congreso obrero de Asunción en febrero de 1952, no hubo allá comité nacional de ATLAS, sino un simple representante a quien se envió dinero desde Buenos Aires. Nunca llegó este a lograr algo efectivo, pues hubo seria resistencia, aunque la infiltración peronista se hizo en otros círculos y sectores, facilitada por la vecindad de ambas naciones.
En Perú se afiliaron a ATLAS cuatro federaciones y 17 sindicatos, mencionándose como 7.600 adherentes. Al gobierno le resultó indiferente la actuación de aquella por su poca envergadura.
Los portorriqueños no llegaron a constituir una célula peronista fuerte, si bien hubo algunos dirigentes entusiastas.
En la República Dominicana, fue nula la infiltración peronista.
En el Uruguay los organizadores del ATLAS debieron actuar en semiclandestinidad. Para lograr infiltraciones en el campo gremial, los agregados obreros crearon la Casa Argentina. Mucho dinero se mando a seudodirigentes sindicales, que nunca fueron más que simples obreros con pretensiones de encaramarse en posiciones públicas, al extremo que fundaron una especie de partido político denominado Movimiento Nacional Revolucionario La Escoba, con un periódico así llamado, que hacía propaganda contra el gobierno y a favor de Perón. Se sabe que los elementos adictos a ATLAS sólo alcanzaban a unos 24.000 afiliados, teniendo las organizaciones adversarias unos 150.000 adherentes. De cualquier modo, Uruguay fue el país donde más intensamente se efectuaron los trabajos de penetración.
En Venezuela no logró nada, aunque en ella actuaron elementos decididos.
El minucioso informe presentado por el interventor en ATLAS, del cual hemos tomado los datos precedentes, termina diciendo que en el exterior se afiliaron a ATLAS 2.358.000 obreros, “siendo generosos en las cifras”, aunque sus dirigentes afirmaban que alcanzaban a 18.000.000, lo que era un disparatado bluff. También sus dirigentes en el extranjero son de poca representación, en su gran mayoría. Si alguno tiene más importancia, la debe a su actividad política más que a la sindical. Todos fueron servidores pagos del régimen peronista, mancomunados para desquiciar y destruir los movimientos democráticos de los países de América.
Como conclusión expresa el referido informe:
“Todos los regímenes totalitarios de estos últimos tiempos en el mundo, han proyectado e intentado proyectar fuera de sus fronteras nacionales, su pensamiento y su conducta desquiciante, con el propósito de extender su dominación económica, social y política, sobre aquellos pueblos que ellos consideran atrasados o menos evolucionados, y a los cuales, mediante una propaganda engañosa y taimada, pretenden hacer creer que son los abanderados de ideales que a esos pueblos les son caros. Y como en este siglo XX todas las corrientes de opinión política totalitaria han puesto el acento sobre la cuestión social, en la intención de captar a la clase obrera para hacerle servir a sus planes reaccionarios e imperialistas, esa propaganda intencionada está dirigida fundamentalmente al sector del pueblo constituido por los trabajadores. El peronismo, como brote de ese tipo en nuestro medio, no podía constituir excepción a la regla. En efecto, no conforme con estafar a la masa obrera argentina en sus más caras y legítimas aspiraciones y respondiendo a esa intención imperialista que constituye la esencia de toda la corriente totalitaria, puso la mirada y sus garras sobre las masas obreras de Latinoamérica.
“Para cumplir ese propósito, creó dos instrumentos de penetración que actuaban complementariamente: los agregados obreros a las embajadas argentinas acreditadas ante los países hermanos del continente y ATLAS. Este último nació por decisión exclusiva del dictador Juan Domingo Perón, sin intervención inicial de ninguna organización de trabajadores de los países de América latina. Apenas excluida la CGT de los congresos obreros internacionales en razón de ser un apéndice político de la tiranía en argentina, y carecer de autonomía e independencia como central sindical, y dejada de lado deliberadamente en oportunidad de constituirse CIOSL, que agrupa a las organizaciones de trabajadores de los países democráticos del mundo, los jerarcas de la CGT recibieron la orden de la dictadura peronista de constituirse en central sindical latinoamericana y cumplir dos objetivos inconfesados: 1) Exportar por vía sindical las ideas y propósitos de hegemonía o dominación económica, social y política, y 2) Oponerse a la ORIT (Organización Regional Interamericana de Trabajadores), filial del CIOSL para este trabajo en las masas obreras, y que prepara las condiciones que posibilitan su emancipación, mediante el esclarecimiento de su conciencia sindical y de clase.
“ATLAS se integró con la CGT argentina y con algunos sindicatos cuyos dirigentes, de poca monta, eran conocidos en el ambiente obrero americano por sus ideas antidemocráticas. Los jerarcas de ATLAS se convirtieron en servidores pagos del régimen peronista, para desquiciar y destruir las bases de los movimientos gremiales democráticos de sus respectivos países. Recibían y difundían la propaganda que en cantidades les remitía personalmente la CGT; la oficina de prensa y propaganda del régimen peronista depuesto (Subsecretaría de Difusión) y ATLAS Central. Fomentaban, alimentaban y financiaban conflictos gremiales, creados artificialmente para provocar dificultades a los gobiernos democráticos y antiperonistas de Latinoamérica, como se puede probar.
“Realizaban una sistemática campaña de intriga en el campo sindical del continente. Recurrían a maniobras de todo tipo para impedir que la ORIT se expandiera y comprendiese a todas las organizaciones obreras de Iberoamérica, haciendo creer a los trabajadores poco informados que dicha central estaba al servicio y era inspirada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América, con lo que servían también los planes comunistas, a quienes también decían combatir. Agitaban, por fin, frases hachas, tratando de desunir a los pueblos o gobiernos que no se avenían a someterse a la degradante tutela del imperialismo peronista.”

NOTAS:
(1) Recordamos que es la Cuba anterior al régimen castrista y su tiranía comunista. Nos referimos a tiempos anteriores al año 1955. (Nota del Transcriptor).
(2) “Eva Perón”. (Nota del Transcriptor).

No hay comentarios:

Publicidad

 photo Estudio-juridico-puricelli-pinel450x100_zpsdea8ab8a.gif